La liberalización del mercado de la electricidad en España invitaba a pensar que la factura de los consumidores se reduciría al tiempo que aumentaba la competencia. Sin embargo, existen ya 244 comercializadoras en nuestro país y el coste no ha bajado. Es más, ha experimentado un cambio radicalmente distinto, aunque fuentes del sector achacan la subida en la factura a ciertos peajes que habrían de cargarse a los Presupuestos Generales del Estado y no al cliente final.
España tenía en el primer semestre de 2009 la décima luz más cara de la Unión Europea. De los grandes países, el nuestro era el que la tenía a precios más modestos, aunque por encima de la media comunitaria. Ahora, en el primer semestre de este ejercicio, España tiene ya laquinta electricidad más costosa del Viejo Continente. Ha escalado cinco puestos en cuestión de una década pese a la liberalización. «Cabía esperar que se abaratara la factura pero no ha sido así. Creo que la liberalización es un fracaso porque no ha conllevado una rebaja. Si lo que lleva es a pagar más…», defiende Jorge Morales, de Próxima Energía. Concretamente, el alza ha sido del 52,38% en una década, una cifra solo superada por Letonia (54,8%) en el bloque comunitario. La media del alza de la UE se queda en el 31,64%, más de diez puntos por debajo de lo que se ha incrementado en nuestro país.
De esta manera, Eurostat corrobora que España tiene una de las electricidades más caras de todo el Viejo Continente. Y que la tendencia continúa al alza; cada vez hay menos usuarios en el mercado regulado (donde la factura es más liviana) y cada vez más se pasan al mercado libre. De hecho, las operadoras tratan de conducir a sus clientes hacia este segundo mercado por los mayores márgenes, lo que se traduce en mayor rentabilidad, según fuentes del sector. Aun así, esas mismas fuentes recalcan que buena parte de la subida de los precios está en los impuestos que se pagan y en ciertos peajes que se cargan en la factura, como las subvenciones a las renovables o el bono social.
En España, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) permite comparar los precios de las tarifas fijas que ofrecen las comercializadoras. Es decir, tarifas que sabes de antemano cuánto vas a pagar al año, ya seas consumidor en un hogar o en un comercio/negocio. En este sentido, pese a que el mercado se ha liberalizado y las firmas independientes buscan captar muchas de ellas clientes vía precios, en cuanto a las tarifas fijas son las grandes empresas las que copan el ranking. Iberdrola permite contratar luz por 565,84 euros el primer año y 604 euros el segundo; Endesa, por 566,61 euros y 630,2 euros, en primer y segundo año respectivamente; y Naturgy, por 588,23 euros y 655,19 euros en esos mismos tiempos. La primera independiente que aparece es Enercoluz, con 589,72 euros tanto el primer como el segundo año: empieza más cara pero luego es más económica. El problema es que no todas las comercializadoras están en ese listado «oficial» de la CNMC ya que el 100% de ellas no cuentan con tarifas fijas anuales. Incluso, podría decirse que la gran mayoría lo que tienen entre su oferta de electricidad es de tipo variable.
Partes de la factura
El precio final es lo que el consumidor habitualmente mira, sin preocuparse de qué le están cobrando por cada concepto. La CNMC también aporta datos de lo que se paga en el recibo de la luz por cada 100 euros de coste. Hay tres conceptos: peajes, la energía en sí y los impuestos. Los peajes son la parte que regula el Gobierno y sobre la que puede influir en el precio final (subvención a las renovables, distribución, transporte, déficit de tarifa…). En este caso suponen el 41,14% del total de la factura. La energía consumida se come el 37,48%, es decir, que no es la partida prioritaria en el recibo. Y el 21,38% restante son impuestos, entre el IVA y los de tipo especial.
Fuente: ABC.es