Con el objetivo de ayudar a los padres a conciliar vida laboral y familiar, dos hermanas madrileñas han creado la startup Familyescool tras decidirse a importar esta idea de negocio de EEUU, en donde lleva más de una década con buenos resultados. En principio, con ella se pretendía “adaptar el fenómeno ‘carpooling’ a los centros educativos españoles“; sin embargo, puesto que los destinatarios de este servicio son, en última instancia, los niños, lo que oferta dicha plataforma va más allá de compartir coche para ir y venir al cole.
Se trata de una web (financiada por el centro o el AMPA, por lo que las familias están exentas de gasto) en la que padres y madres se pueden poner en contacto para organizarse en llevar y traer a los niños al colegio, incluso al acabar las actividades extraescolares (lo cual no se ha ofertado hasta ahora, pese a la creciente demanda, en el transporte escolar tradicional), o si surge algún imprevisto de última hora en el trabajo.
Familyescool funciona localizando a los todos los niños de un mismo centro (cuyas familias quieran darse de alta en la plataforma) y ofreciendo la posibilidad de contacto, únicamente entre los padres, de aquellos que viven más cerca o cuentan con horarios semejantes (o compatibles), para que puedan organizar el trasporte al cole en la manera en que cada uno considere que mejor le conviene:
- en bici, en transporte público (metro, autobús,…), en coche, andando,…
- haciendo turnos entre los padres (uno a la ida y otro a la vuelta, por días,…), compartiendo gastos,…
Así, las ventajas que se desprenden de esta idea son: mayor comunicación entre los padres, fomento de la relación entre los niños, reducción de los atascos en las cercanías a los centros, descenso del nivel de contaminación en las ciudades (por lo que los colegios que empleen dicha starup podrían optar a ser calificados como ‘Verdes’), mayor flexibilidad horaria para las familias, potenciar en los niños aspectos propios del currículo (aprender a colaborar, a practicar acciones propias del desarrollo sostenible, a valorar el dinero y a economizar gastos,…).
A pesar de la controversia que siempre acompaña a actividades enmarcadas en la economía colaborativa (desde las primeras quejas por parte de los servicios de transporte público ante el comienzo de la proliferación del carpooling a principios del 2014, hasta la batalla entre taxistas y Uber -en la que el TJUE ha dado la razón a los primeros, poniendo en jaque a muchos otros negocios en este mismo marco-), esta plataforma, que ya cuenta con 4 centros de Madrid entre sus clientes, tiene puestas sus miras en la expansión hacia otras comunidades autónomas. Hasta la fecha, varios Ayuntamientos madrileños se han mostrados interesados, buscando facilitar la descongestión del tráfico a la entrada de los colegios y la reducción de la contaminación en sus localidades.
Sin embargo, pese a sus ventajas, debemos tener en cuenta que, como cualquier idea de negocio que está empezando y adaptándose a las dificultades que puedan surgir por el camino, cuando se trata de niños, las precauciones deben ser extremas. Así, aunque desde uno de los centros usuarios se asegure que “facilita la recogida, control y seguridad de los desplazamientos”; o de que la página tenga en cuenta que nadie más que los padres de los alumnos del centro tenga acceso a la plataforma, aún puede haber margen para la mejora en la seguridad de esta actividad (por ejemplo, cuando existen problemas con la custodia). Una forma de implementarla sería buscando la asesoría de un Compliance Penal, de manera que, tanto la empresa como los clientes de este servicio (puesto que los centros escolares son legalmente responsables de los niños) se sintieran más seguros.
Fuentes: El Confidencial.com; Antena 3; RTVE.es; y familyescool.es